El viajero es el artista que atraviesa las geografías del mundo; el artista es el viajero que atraviesa las geografías de la subjetividad: culturalmente ambas siluetas se funden a menudo en un único prototipo, el del hombre a la búsqueda de otro tiempo, de otro lugar, de aquel universo en formación en el que la realidad todavía no está ordenada por completo y facilita, por tanto, intervalos de libertad.